viernes, 2 de diciembre de 2016

Misión en Tol Barad!

Octubre, 2016

Sabíamos a lo que íbamos, pero eso no quitó las sorpresas del encargo...



En cuanto llegamos al pueblo, fuimos recibidos por algo inusual...un bote, con la bandera de la compañía, o eso parecía a simple vista pues, en realidad se trataba de una burda imitación. Aunque me habría gustado quedarme tratando de averiguar algo, "El Cazador de Abominaciones" nos instó a avanzar.
No se porqué este hombre me crispó un poco desde que lo conocí...supongo que el hecho de que manejara la luz me condicionó algo, pero por ejemplo con "La Paladina" no me ocurre...sea como sea, lo importante era terminar con el trabajo, así que hicimos caso y avanzamos por el desolado pueblo.
Las chimeneas estaban encendidas, la comida del puesto intacta y con una olla en el fuego...era como si algo los hubiera obligado a abandonar sus hogares y trabajos de forma apresurada, aunque no habían signos de violencia.


Entramos en una de las casas, cuya puerta se encontraba abierta. En su interior, encontramos a un moribundo hombre tendido sobre una cama. Tenía una herida en el hombro, una especie de mordisco que se le había infectado. Nuestra sanadora trató de curarlo, pero...no fueron suficiente ni sus curaciones ni las de "La Paladina" y "El Cazador de Abominaciones", así que finalmente, murió.
Salimos al exterior, con sentimiento de derrota, aunque también intrigados, pues el hombre antes de exhalar su último aliento, había podido darnos algo de información...
Habló de un gran árbol en el bosque, y de "Doña Harapos", alguien que presuntamente podría ayudarnos.
Aún así, nuestros pensamientos no pudieron continuar su curso por mucho tiempo, pues empezamos a escuchar ruidos de la casa que habíamos abandonado hacía apenas unos segundos...


El enfermo que había perecido salió fuera...diría que ya no tan enfermo, pero por las pintas que traía, sano tampoco estaba.
Se había...alzado. Avanzó produciendo varios sonidos desagradables, y en cuanto vio al grupo, sus intenciones no podían ser más claras.
Conseguimos derribarlo sin muchas dificultades, pero lo importante es que eso podía darnos un indicio de lo que había pasado con el pueblo.
Tras deshacernos de su cadáver, enterrándolo por las prisas, nos dedicamos a comprobar cada casa del pueblo, mientras "El Cazador de Abominaciones" se encargaba de asegurarlas.
Decidimos dormir en el barco esa noche, y la siguiente, tras toda una tarde de estudio por parte de "El Cazador de Abominaciones", regresamos al pueblo para asegurarnos de que seguía tranquilo, y de paso, examinar mejor el cuerpo del alzado.


Justo cuando íbamos a enterrarlo de nuevo, al no encontrar nada relevante, un extraño ruido frente a la casa nos alertó...un ruido que no parecía humano.
Nos acercamos con cuidado, aunque el ser que encontramos no supuso riesgo alguno.
Se trataba de uno de esos murciélagos albinos gigantes (por absurdo que suene el nombre) de los que nos habían advertido la vez pasada, aunque éste, se encontraba herido...y lo que fuera que pudiera herir a un animal tan enorme, debía ser tomado en cuenta.
Le dimos un rápido final, y luego de pedirle al resto que fueran yendo a la barca, me encargué de cremarlo tanto a él como al cadáver del enfermo...recreándome un poco. Pensé que mi problema había disminuido un poco, pero...parece ser que la situación respecto a eso sigue igual.


Al día siguiente, nos dirigimos hacia la mansión. Recordar cómo nos habían engañado la vez pasada no me puso del humor ideal para el asunto, y eso sumado a ciertas cosas solo empeoró el tema...


Para empezar, el interior no estaba precisamente desierto. Varios alzados, como el primer enfermo que vimos, se hallaban en una especie de letargo, justo en la entrada a la mansión. Avanzamos intentando no despertarlos, y mientras nosotros continuábamos explorando el edificio, ordené a los marineros que nos habían acompañado que empezaran a cargar los baúles con los libros de Lacroix, después de todo, había acordado con él sacarlos de allí si dejaba que me quedara con una parte.


En el piso superior encontramos otra biblioteca, en la que resaltaba un viejo libro encuadernado con piel...y no una piel normal, ya que no parecía ser de animal.
Quise llevármelo, pero "El Cazador de Abominaciones" se mostró bastante en desacuerdo. Pensaba hacerlo luego, cuando regresara a por los libros de esa estancia...el problema es que no tuve la ocasión...
Encontramos un pasadizo que nos llevó a una zona inferior, en la que por fin, hallamos a la hermana de Lacroix.


Se encontraba durmiendo en el centro, sobre una especie de pedestal, rodeada por las raíces de lo que parecía ser un árbol y flanqueada por dos murciélagos como el que habíamos visto la noche pasada.
"El Cazador de Abominaciones" empezó con su trabajo...y nosotros con el nuestro, pues debíamos protegerlo de las bestias que intentaban impedir que purificara el alma de Gabrielle Lacroix.
Luego de un buen rato luchando, logramos abatir a los murciélagos, y finalmente el alma de la joven pareció encontrar la paz...entonces fue cuando escuché la voz por primera vez...
Al parecer, el ser que nos hablaba con una voz indefinida era el verdadero problema en esas tierras. no parecía que la pérdida de Gabrielle le hubiera afectado, pero no podíamos quedarnos mucho allí, pues en cuanto el día cayera los alzados de la entrada se despertarían, y eran demasiados...
Luego de ordenar por el transmisor la retirada de los marineros con los baúles que hubieran podido cargar, reseguimos tan rápido como pudimos el camino hacia la mansión...aunque antes, yo di con un pequeño librito que no dudé en guardar en mi bolsa, para examinar luego.
Logramos salir de allí, aunque por poco..."El Cazador de Abominaciones" dedicó varios días a investigar más, utilizando en gran parte los libros rescatados de la mansión.
Yo volví a ésta a la mañana siguiente, con un grupo de hombres, pero de los libros dejados allí ya no quedaba nada.
Cuando "El Cazador de Abominaciones" estuvo preparado, nos internamos en el bosque...



Encontramos una pequeña almenara y una casita, no muy lejos de una cerca que daba acceso al bosque...y que se encontraba destrozada por un lado, como si algo hubiera salido de dentro. Pero eso no fue lo más inquietante...
A un lado de la casa, una anciana con unos ojos que no parecían ver realmente nada, llamaba a sus gatitos. No es que fuera a fiarme de la señora solo por al edad, y verla ahí en medio de la nada tampoco potenciaba el asunto.
Tras una breve charla, descubrimos que era "Doña Harapos".
Nos invitó a entrar, y tras intentar interrogarla de forma discreta, terminó diciendo que yo portaba algo que nos daría las respuestas, algo que pertenecía a la familia Lacroix...se refería al libro que había encontrado en aquel pasadizo, un libro que parecía tener algún tipo de "cierre" que no me permitía ver su interior.
La mujer insinuó que habría que abrirlo de cierto modo, y yo intuí que sería con sangre...diciéndolo en voz alta. Supongo que no fue muy inteligente por mi parte, pero reconozco que en ese viaje en concreto no estaba demasiado...racional, a veces.
Traté de pasar por alto las miradas de curiosidad, desaprobación y desconfianza que me lanzaron algunos, y simplemente ordené poner rumbo al barco...sin llevarnos a la vieja, lo que al final resultó ser todo un acierto.
Cuando salimos, la vimos a un lado de la casa (ella había salido primero). Seguía llamando a sus gatitos...usé el espejo que me había regalado "El Pistolero" la noche anterior a mi partida, y miré a través de él enfocando a la vieja...el aura que se reflejaba era del más oscuro negro.
Justo en ese momento, escuchamos cómo decía que los había encontrado....a sus pies, se reunían varios gusanos bastante gruesos, blancos y con los bordes carmesí, que se arrastraban alrededor de ella.
La anciana dejó caer de su bolso lo que parecía ser carne molida, y yo apuré al grupo para que nos marcháramos en ese mismo momento.


Al llegar al barco, planeábamos abrir el diario. Fui a mi camarote, pues no podía pedirle a ninguno de mis hombres que usara su sangre para algo así, y tampoco iba a quitarme los guantes frente a nadie si podía evitarlo, sobre todo tras las miradas recibidas.
Corté mi mano y "alimenté" el diario...entonces fue cuando el mundo se desvaneció y los que estábamos en ese nivel del barco, cerca del diario, fuimos trasladados...aunque lo más correcto sería decir que una visión nos fue mostrada.
Vimos una lucha entre un ser de oscuridad, y uno de luz. Todo parecía indicar que la sombra sería derrotada, pero entonces, un antepasado de Alexander Lacroix apareció en escena, ayudándolo...haciendo un pacto que arrastrarían las generaciones venideras, brindándole a la sombra la oportunidad de vencer, y sellando así el destino de su descendencia.


Cuando la visión hubo terminado, fuimos devueltos al barco. Esa noche tuve el primer sueño...pero prefiero no hablar de nada de eso...es algo que espero enterrar en mi mente...tanto lo que vi como los sentimientos que me generó.


El día en el que finalmente acabó todo, podría decirse que no duró demasiado.
Nos internamos de nuevo en las profundidades del bosque, mientras la voz que ahora sabíamos pertenecía a la sombra, intentaba confundirnos.
Dimos con varios rehenes de los cuales solo pudimos salvar a algunos...encontramos a varios hombres que estaban infectados, y tras encerrarlos por su propia voluntad, en un edificio medio derruido, les permitimos escribir sus últimos deseos en papel, para hacérselos llegar a sus seres queridos...y finalmente, lo vimos, el árbol blanco...
Era simplemente demasiado enorme...y estaba rodeado por un verdadero ejército de alzados. Sabíamos que no podíamos ganar, era imposible...y encima en esa zona parecía haber algo que mermaba poco a poco nuestro poder.
Terminamos trasladándonos. Le pedí ayuda a "La Maltratada" y justo cuando creíamos que esos seres caerían sobre nosotros, logramos aparecer en el barco.


Pero no estábamos solos...junto al "Resguardo del Hogar" (nuestro bergantín), se encontraba el navío de Lacroix, quien pidió permiso para abordar.
Tras tomar las medidas oportunas se lo concedimos, y entonces...paladeamos el amargo sabor de una derrota acompañada de un sacrificio.
Alexander Lacroix estaba decidido a expiar los pecados de sus antepasados, entregarse a la sombra para poder destruirla de una vez por todas...y así lo hizo, pese a que nosotros intentamos detenerlo.
Pusimos rumbo a casa...el único consuelo tras semejante fracaso, era saber que no tardaríamos demasiado en volver a nuestro hogar...
Bueno, eso y que al final podríamos quedarnos con todos los libros...