Hace casi un año que no escribo en estas páginas, un año que se siente como apenas unos días.
Hacía mucho que no venía a Ventormenta. Bueno, hace unos días me pasé a recoger unas cosas de la antigua sede (por suerte ya está vendida) pero apenas si tuve tiempo de ver nada. Hoy he ido al Cerdo Borracho, la primera taberna a la que entré cuando salí de Ocaso y el lugar en el que viví tantos momentos.
Me he quedado helada en cuanto he cruzado el umbral...figuradamente, ya que por estas fechas el calor hace horrible entrar a cualquier edificio.
La acogedora taberna, otrora tan concurrida, estaba desierta. Ni un alma, a excepción de sus empleados, los cuales parecían estarse paseando de un lado a otro sin saber muy bien qué hacer.
La tabernera, al ver mi cara de desconcierto, se me acercó con una sonrisa un tanto insegura, preguntándome si quería tomar o comer algo. Tardé unos segundos en responderle y negué con la cabeza, solo para asentir casi al momento.
- Perdóneme, si, tomaré algo, es que...-volví a pasear la mirada por el lugar- ¿Hay algún evento esta noche?
La mujer miró a su alrededor y suspiró, manteniendo la misma sonrisa en el rostro.
- ¿Hace mucho que no viene por aquí, verdad? -se colocó el pelo tras la oreja- Llevamos una temporada algo mala. No sabemos muy bien porqué pero, de un día para otro, es como si hubiera desaparecido todo el mundo.
- ¿Desaparecido? -pregunté, extrañada.
- Si -se encogió de hombros- alguna que otra vez entra alguien así -me señaló con la mano- con cara de medio perdido, medio despistado o asombrado. Pero...bueno, ya no es lo que era.
Asentí de forma amable y me dispuse a pedirle algo de tomar cuando, de pronto, un enano pasó entre ambas con paso decidido. Ambas nos lo quedamos mirando como si de una aparición se tratara, y dado el estado de la taberna, bien podría haberlo sido.
Sacudí un poco la cabeza y caminé hacia la barra.
Tras pedir un café para sobrellevar mejor la noche, entable una pequeña conversación con el enano, que al parecer se disponía a ir a Forjatiniebla, en las profundidades de la Montaña Roca Negra. Se denominó a si mismo como un Maldito Roca Negra.
Me echó veinte años, así que ya solo por eso me cayó bien.