martes, 31 de mayo de 2016

Adiós, Rasganorte!

Mayo, 2016

Hoy ha sido una de esas extrañas veces en las que he dejado que me inviten a una bebida...pero mi orgullo no me lo permite, así que seguramente le diga al "Mudo" que añada un pequeño extra de mi parte al pago del "Club de Blanco"...


Tuvimos que esperar a que el supuesto bardo llegara de a saber dónde, por lo que pude disfrutar de una jarra de té junto al "Médico", con quien estuve hablando un rato. A parte de concretar que en Ventormenta hablaríamos más a fondo sobre ese negocio, me contó que nunca había estado en Pandaria o Rasganorte, y que pasó un tiempo en Kalimdor por sus estudios de medicina.
También he podido averiguar que tenemos en común la pasión por ver mundo, es agradable charlar con alguien que no parece querer ir simplemente de un punto a otro sin tener en cuenta el sitio en si.
Le comenté que solo llevaba dedicándome al comercio de forma fija unos dos meses, pues cuando estaba en el espectro apenas hacíamos encargos...realmente no recuerdo ninguno, tal vez el viaje al sur de Kalimdor y los pasajes, pero poco más.
También alabó mi profesionalidad teniendo con el poco tiempo que llevo en el comercio...no voy a negar que el cumplido me gustó bastante, pues aunque no lo parezca, me he esforzado lo mío por mejorar con todo esto.


Realmente  tengo muchas ganas de poder concertar una cita con él en la capital y tratar a fondo el tema de los recursos clínicos para los viajes. "La Pandaren Sanadora" parece ser más experta en curar con su extraña niebla que en los métodos tradicionales, y dado mi interés en poder curarme siempre yo misma o incluso atender heridas no muy graves a otros, teniendo en cuenta que todo lo que he aprendido ha sido a través de libros, creo que podré sacar mucho partido del esa charla. Espero que pueda ayudarme con el tema de los botiquines para los viajes, la sanidad en el barco y demás.


Cuando el supuesto bardo apareció finalmente,  fuimos hacia nuestras monturas y nos pusimos en marcha...claro que primero tuvimos nuevamente una charlita con "El Señor Pecoso", quien sigue empecinado en no acercarse a un caballo, esta vez usando la pobre excusa de su lesión en la espalda...como si caminar durante horas no le fuera a hacer daño...
Finalmente cedimos, y lo dejamos que fuera detrás, a pie.


Atravesamos los amplios bosques, sin encontrar peligro alguno, aunque eso no significa que no hubiera fauna. Los colmipalas abundaban, y debo reconocer que me parecen unos bichos la mar de perturbadores, sobre todo por sus caras.
No tardamos en divisar el extraño artilugio que nos llevaría hasta Komawa, por el aire.


Nos dividimos en dos grupos, para que no se resintiera la madera, y nos preparamos para probarlo. Esperé al último grupo, como siempre...se que puede parecer raro, pero siento la necesidad de esperar hasta que no quede nadie, por si ocurriera algo al irme...no es que vaya a salvar el día yo sola, pero prefiero estar presente en caso de problemas.


Desmonté, acaricié el hocico del caballo para tranquilizarlo, me subí en el extraño vehículo...y disfruté como pocas veces. El aparato iba mucho más rápido de lo que me esperaba, y mientras sentía el viento en la cara, revolviendo mi pelo, miraba como el suelo se acercaba tan rápido hacia nosotros con el increíble movimiento del transporte...simplemente me dieron ganas de quedarme un par de horas yendo y viniendo en eso. Y lo habría hecho, de haber ido sola...pero no quería retrasar al grupo, así que me aguanté y terminé bajando. De todos modos no fui la única que lo disfrutó tanto, "El Médico" y "La Bardo" parecieron pillarle tanto gusto como yo...lástima que no todos se sintieran así.


Nos dispersamos una vez llegamos al poblado y yo aproveché para buscarlo. Finalmente, lo vi haciéndome señas tras unos árboles; me entregó una carta con la información sobre el norte, y de paso me dio el paquete que debería haber recogido yo misma allí. Lo he comprobado, y está perfecto...supongo que si que sabe ser amable, después de todo...
También pude tener una charlita con el supuesto bardo, quien parecía menos alegre que de costumbre. No había tenido suerte encontrando sus objetos, y seguramente vuelva a pagarnos otro viaje para seguir con la búsqueda. No ha querido contarme todo el asunto, y no se qué hacer para averiguarlo...siento que me doy contra un muro, y si no quiere que sepa algo, le basta con mentirme si me pongo muy pesada.


No nos quedamos demasiado en el poblado, y cuando me quise dar cuenta ya estábamos nuevamente en ese divertido transporte. "El Médico" dijo medio en broma que si quería darme otra vuelta...y realmente estuve muy, pero que muy tentada de hacerlo, pues se que tardaré en tener nuevamente la oportunidad...pero el trabajo es lo primero, y aunque no se hubiera quejado, se que la clienta que pagó por acompañarnos hasta Valgarde tenía muchas ganas de reunirse con su grupo. Así pues, dejé a un lado mis ganas de pasarme el día dando vueltas en eso, y enfilé rumbo a nuestro destino. 



Allí cruzamos por un puente en mucho mejor estado que el del día anterior, pero al llegar a la zona nuestra clienta se encontró con que su grupo ya había partido, dejándole una carta en la posada. Al final ha pagado un pasaje y ha venido con nosotros de camino a Ventormenta. 
Cuando tomó esa decisión, "El Señor del Parche en el Ojo" llegaba con un trineo que había conseguido para  "El Señor Pecoso". El pobre no parecía tener muchas ganas de montarse pero finalmente cedió...lo amarramos por su seguridad y galopamos de vuelta a la zona anterior, pues el elevador que nos dejaría en la costa se encontraba cerca.


No fue tan divertido como el anterior. pero nos dejó abajo con bastante rapidez. Ya había avisado al barco por el transmisor, que fondeó cerca de la costa al regresar de la Fortaleza Denuedo, donde recogió a los marineros sobrevivientes del naufragio junto a los restos que habían recuperado y otros cargamentos previamente acordados, por lo que en la orilla nos esperaban varios botes que nos llevaron hasta el navío.
El viaje está siendo muy tranquilo, al menos en cuanto a la travesía en si.



Sin embargo no ha estado exento de entretenimiento. "El Señor del Parche en el Ojo" gastó una bromita a "La Pelirroja" y al "Señor Pecoso"; le dio un papelito a la chica, supuestamente de parte de este último, y era...algo subido de tono. Ninguno de los dos pareció compartir el humor del tuerto, y entre ofensas, un intento de lanzarlo por la borda y la amenaza de un tiro, terminaron por hacer las paces...creo.
A parte de eso "La Bardo" volvió a tocar, y el tuerto bailó con "La Pandaren Sanadora"y...con quien debía hacerlo. Estaba en el camarote, pero al sonido del instrumento terminé por asomarme y gozar del espectáculo...si, sin duda el viaje ha estado interesante...


En algún momento, tanto la pandaren como "El Señor del Parche en el Ojo" se fueron del comedor, supongo que a hablar del marido de la primera...sigo sin entender que la gente se case, en mi opinión, solo trae problemas. Yo me quedé con "El Señor Pecoso", charlando del asunto y compartiendo opiniones, distintas, pero de forma amistosa.
Ahora me encuentro sentada en la mesa de la esquina, tras haber terminado de revisar los contratos que me faltaban. A la vista no tenemos mucho pendiente, salvo lo de "La Dama de la Muerte" y el posible viaje con el bardo.
¡Ah! Y mientras íbamos hacia Valgarde, "El Médico", "La Pelirroja" y yo terminamos conversando sobre la posibilidad de hacer algún viaje solo por placer...algo que parece ya un hecho. Seguramente lo hagamos durante el festival de verano, y todo apunta que será en Tuercespina. Hablamos de quedarnos en Bahía del Botín, pero tras escuchar hablar de una islita (que nada tiene que ver con la de los cadáveres) creo que yo permaneceré allí, yendo a Bahía solo para visitar la taberna o comprar algo. No me apetece mucho quedarme en el Grumete Frito o cerca de Grizzly...claro que la parte buena sería la posibilidad de encontrarme con Tonto-Hermoso y hacerle pagar la humillación...lo malo es que no soy rencorosa con cosas así, y creo que mi sed de venganza se está calmando...

Bailes y poder!

Mayo, 2016

Hoy tuvimos que cruzar por un puente de aspecto inseguro antes de llegar a la fortaleza...uno de los miembros del "Club de Blanco" casi se termina dando un helado chapuzón...


Aunque podríamos haber continuado hacia Komawa, decidimos quedarnos aquí dadas las comodidades. No he visto el poblado, pero si es como los anteriores, hemos tomado una muy buena decisión, aunque sea por el frío.



Algunos se fueron a cazar algo para cenar en condiciones, y "La Bardo", "El Pistolero" y yo nos quedamos en la fortaleza, ellos dos entrenando y yo ocupándome de la dichosa herida lejos de allí. Por suerte la rojez se ha ido, y se está curando realmente rápido con el ungüento. Aún así, esto de dormir poco, caminar mucho, limpiarme la carne abierta y encima ocuparme de los encargos por la tarde, me tiene agotada. Aproveché la ausencia del grupo para sentarme y dormitar un poco en el balcón de la habitación, pero no tardé en estar acompañada y mi reposo se esfumó.


"La Pelirroja" fue la encargada de hacer la cena, pues "El Mudo" estaba todavía ausente ocupándose del encargo que le dí. "El Médico" la estaba ayudando a preparar un asado junto a una deliciosa salsa...el problema es que en todo el día solo había almorzado, y un poco de pan con queso, así que con lo débil que me sentía, el hambre pareció aumentar hasta cotas impensables...y los cocineros cometieron el error de dejarnos solos al "Señor del Parche en el ojo" y a mi...juro que intenté controlarme, lo juro.


Encontramos pan y partimos varias rebanadas, impregnándolo con ganas en la salsa. Por cada rebanada que comía, quería otra más y a mi compañero parecía pasarle lo mismo, hasta que nos zampamos seis jugosas rebanadas rebosantes de salsa, dejando solo el final en el cuenco.
Lo malo es que terminaron por pillarnos y se acabó el disfrute...



Pese a la maravillosa capacidad de disimulo de la que hicimos gala, todos se dieron cuenta del asunto. Comenté que me iba a tomar el aire fuera, antes de que vieran el cuenco en las últimas, y mi compañero de cocina salió tras de mi. Claramente ninguno queríamos entrar, aunque seguíamos con hambre, hasta que "La Bardo" salió con un delicioso y tentador plato a decirnos que la cena ya se estaba sirviendo.
Mi plan era ir cuan rápido pudiera y disfrutar del asado...pero el dichoso tuerto sigue agarrándose a sus arcaicas costumbres y no hubo forma de hacer que pasara primero.


Traté de empujarlo, placarlo, hacerle cosquillas...pero finalmente me dio un caderazo y me hizo pasar dentro. Me tragué las ganas de dejarlo sin el otro ojo, mas la molestia duró lo que tardaron en decirnos que ya no quedaba más asado. Nos dirigimos presurosos hacia las cocinas, y para alivio nuestro, descubrimos que no se trataba más que de una vil mentira. Sacamos la deliciosa cena y dimos buena cuenta de ella, mientras conversábamos.


Le comenté mi intención de organizar una cena a nuestro regreso, donde celebrar que el viaje nos haya ido bien (que espero así sea) y disfrutar de toda la comida que se nos ha negado en este frío continente. Pareció estar de acuerdo, y espero que tal reunión sirva para limar asperezas entre su grupo y las chicas...sigo sin fiarme un pelo, pero ya se sabe el dicho..."Ten a tus amigos cerca y a tus enemigos más cerca aún". Me fíe o no de ellos, llevarnos mal y desconfiar abiertamente no creo que traiga nada bueno.
Aún así, lo mejor de la noche fue sin duda la sobremesa. "El Señor del Parche en el ojo" sacó a bailar a uno de sus compañeros, a "La Bardo" y a mi...aunque lo nuestro fue más una lucha de poder que un baile.



Aunque pude hacerlo girar e inclinarse, terminé en las rodillas de quien tocaba el laúd, por lo que supongo que el muy miserable ganó también ese asalto. Aún así espero la revancha...mejor dicho, revanchas.
Al final de todo, solo nos quedamos tres charlando, entre ellos el tuerto, y pude enterarme de algunas de las cosas que ha hecho...historias que me divirtió mucho escuchar, aunque eso no significa que no estuviera atenta al resto de significados.
Ahora vuelvo a estar en una habitación de alquiler...mas escucho a quienes viven en la casa hablar y beber en la planta baja, por suerte la habitación tiene cerrojo y no me veré obligada a espantar a ningún borracho.

Juegos y peleas!

Mayo, 2016

Cuando continuamos con nuestro camino hacia el suroeste, nos topamos con los cadáveres de un ciervo y una mofeta...quién sería el desaprensivo que mató a tan pobres animalitos y luego los dejó tirados...


Tuvimos al fin un paseo tranquilo; ciertamente estos bosques son muy hermosos, me encantaría regresar algún día por mi cuenta y poder disfrutar de una estancia aquí, sin prisas ni trabajos, solo apreciando los paisajes.



Hicimos un alto en una especie de refugio de caza, cerca de Bahía Ventura, donde quería ir una de nuestras tripulantes, pero no nos quedamos mucho. Solo pudimos descansar un rato antes de continuar con el viaje, esta vez, en dirección a Fiordo Aquilonal.


A medida que nos acercábamos más a nuestro destino, la nieve volvía a recuperar su protagonismo. Eso si, pude entender al fin por que la gente habla tanto de los cielos de Rasganorte.


Cada vez hacía más frío, pese ha ir en dirección sur, y no tardé en sentirme demasiado cansada. Aunque la herida no fuera muy grave, si que había perdido algo de sangre y eso sumado a las pocas horas de sueño y la mala alimentación, no hacían mucho por mejorar mi estado...supongo que por eso creí ver una cabra travestida con un traje de lunares...



Intenté sacar algo de conversación pero esta gente parece adorar los viajes silenciosos...yo me temo que no. Si viajo sola, me encanta el silencio, pero si lo hago en compañía me siento casi obligada a sacar algún tema con el que charlar un poco...al menos alguno si que me siguió la corriente, pero vamos, uno o dos...


Con mucho frío y poca conversación, llegamos al fin al sitio indicado para pernoctar. Aquí estaremos hasta mañana, al menos. El viaje está a punto de finalizar, y aunque por un lado eso me apena, por otro me alegra saber que pronto podré ver de nuevo a "La Rubia"y "La Capitana"...aunque me cueste admitirlo, las he echado de menos...


Dejamos las monturas a buen recaudo y nos dirigimos a la posada, donde pude ocuparme de mi herida a puerta cerrada, nos cambiamos, y la mayoría disfrutaron de una cena caliente. Yo aproveché para irme a la terraza trasera del edificio. Francamente, me sentía algo débil tras haberme tratado la herida, y he visto cierta rojez que no me gusta, aunque espero que no vaya a más.
Estaba con la cabeza apoyada en la madera, intentando recuperar las fuerzas, cuando "El Médico" se me acercó.
Estuvimos hablando un rato, y lo cierto es que es una persona bastante simpática, aunque no lo he tratado mucho hasta ahora. Me contó que ha practicado la medicina desde que era muy joven, y que el término "matasanos" no es sino un apelativo cariñoso. Eso me tranquilizó un tanto, y aproveché para sacar el tema de las hierbas medicinales. Mi idea era dirigir la conversación hacia las infecciones en heridas y averiguar si tenía algo para tratarlas, solo por si acaso, pero al final terminamos hablando de otras cosas.


Una de ellas la posibilidad de hacer negocios. Quiero acondicionar una estancia en el bergantín, como había hecho en el buque de guerra (que en paz descanse) destinada a fines médicos, y dado que él parece saber bastante de plantas y es entendido en medicina, pese a tener a la "Pandaren Sanadora" creo que no estaría de más añadir otro punto de vista. Espero que podamos concretar más el asunto en lo que queda de viaje, o al menos en Ventormenta...de todos modos me aseguraré de comprobar que lo que me venda es fiable, pues por muy bien que me haya caído, no deja de ser compañero del "Señor del Parche en el Ojo", y por lo que he entendido, llevan juntos desde hace mucho...no está de más ser precavidos.


Nos avisaron de que iban a jugar a un juego de cartas y nos apuntamos...ganó él, pese a que al principio habíamos quedado en empate unos cuantos. Finalizada la partida, cambiamos el juego por el de siempre, con las bebidas (aunque no alcohol) y las preguntas.
Estuvo divertido, pero eché en falta a "Busca Pleitos", siempre le ha encantado el jueguecito ese.
Poco a poco empezamos a dispersarnos, y yo decidí marcharme a echar un vistazo a la zona...y a encontrar una habitación de alquiler donde quedarme, fuera de la posada.
El problema vino a la vuelta...


Nada más llegar me topé con "La Criomante", borracha como una cuba, para hablar claro. Creo que estaba molesta con "El Señor del Parche en el Ojo", cosa que no me sorprende lo más mínimo, aunque no sepa la razón exacta. Pero lo peor no fue eso...durante mi ausencia se habían terminado peleando. "El Pistolero" se pasó con las faltas de respeto, el tuerto fue hacia él, el primero sacó las pistolitas y el segundo le partió un brazo...tuve que hablar con ambos, y reafirmo que esta es la parte que menos me gusta de estar al mando.


Terminé confiscándole las pistolas, al menos hasta que regresemos a Ventormenta, y lo aceptó bastante bien, entendiendo que no me quedaba otro remedio. "El Señor del Parche en el Ojo" también aceptó muy bien la charla...pero su actitud servicial, por alguna razón, me crispa. Es como si no me lo terminara de creer...tanta amabilidad, tanta cortesía y aceptación...me escama.
Estuve un rato más fuera, pese al frío, solo por probarme a mi misma que podía soportarlo. Todo esto de estar al mando...no voy a decir que no me afecte, y encima sumado a lo demás...pero no me arrepiento, siendo como soy, una parte de mi se alegra de poder intentar imponer un cierto orden.


Estuve un buen rato pensando, tanto en mi pasado como en mi presente, y en lo sucedido en los últimos tiempos. El regreso del "Señor con Coleta", su partida, averiguar que mi padre era un paladín (aunque no sepa realmente si era o es), la aceptación de que he caído en algo que no quería y la certeza de que debo intentar regresar a un punto intermedio entre lo anterior y lo de ahora, las casas que se están construyendo en Ocaso, a la espera de que "La Capitana", "La Rubia" y yo vivamos juntas...llegué a la conclusión de que ya tenía bastante con mi pasado vivido y el presente encontrado, como para preocuparme por una supuesta familia que me dejó tirada en medio de un bosque y a merced de una anciana y un loco...así pues, he quemado el diario, y si esa panda de miserables vuelve a buscarme, los estaré esperando encantada.


La noche no terminó demasiado bien...cuando el fuego acabó de consumir el librito y yo me convencí de haber hecho lo correcto, salí nuevamente a la terraza en pos de tranquilidad y un poco de lectura...pero cuando menos lo esperaba un desgarrador grito rompió el silencio de la noche...bueno, con la cascada no había mucho silencio, pero se me entiende.



Encontré a "La Bardo" sufriendo los estragos de una horrible pesadilla, e intenté hablar con ella, aunque parecía no escucharme. No tardaron en llegar "El Señor del Parche en el Ojo" y "La Criomante", pero al final me quedé sola con esta última, pues la mujer había salido corriendo mientras pedía que la dejaran sola, y el tuerto no tardó en seguirla.
La maga no me contó demasiado, aunque por la conversación que habían tenido frente a mi no era muy difícil deducir que el marido de "La Bardo" había fallecido, y según "La Criomante", hacía muy poco.
Aclaramos ciertos puntos y...se despidió de mi diciéndome que con su marido solo bailaba ella. Me sorprendió que me dijera algo así, y no pude sino reírme. Jamás podría ver al tuerto de ese modo, aunque reconozco que, pese a todo, me cae extrañamente bien, no podría sentirme nunca atraída.


"La Bardo" regresó y no pude evitar querer consolarla, aliviar su dolor...pero nunca he sido buena con estas cosas. Sentí algo parecido a las semanas pasadas con "La Rubia" y todo el lío...esas ganas de poder sacarle el pesar de un modo rápido y eficaz...pero los sentimientos nunca son tan simples.


No tardé mucho en irme a la habitación que había conseguido alquilar, a buen precio, debo añadir.
Desde la ventana, mientras escribo esto, observo el helado paisaje y me pregunto lo mismo que otras veces ¿Realmente merece la pena el sentimiento si viene acompañado de tantos dolores y problemas? Sinceramente, lo dudo mucho...

Metralla putrefacta!

Mayo, 2016

Nos fuimos de ese extraño bosque, para eterno alivio mío y de "La Criomante", mas el camino no es que fuera un sendero de rosas...


Alcanzamos la enorme escalera que nos llevaría hasta Zul'Drak, zona que solo veríamos de paso...lo que no veríamos tan de paso serían los no-muertos que comenzaron a perseguirnos en cuanto atravesamos un trecho. Corrimos a toda velocidad hacia el antiguo templo que usaríamos para llegar a Colinas Pardas, y logramos hacerlo sin contratiempos, al menos hasta la salida...


En cuanto pusimos un pie fuera...o más bien una pezuña, por los caballos, algunos dieron con nosotros...de hecho, uno de ellos le pegó un mordisco en todo el trasero a mi pobre montura, que no tardó en tirarme y perecer. Me subí tras "La Bardo", que me ofrecía su mano, y eliminando al bicho nos largamos tan rápido como pudimos de allí...solo para encontrarnos con una manada de haurgos en plena cena.


Una de las tripulantes disparó a uno de ellos, y nos tocó repetir la carrera hasta que nos alejamos lo suficiente del nuevo peligro, llegando al fin a nuestro siguiente destino, un hermoso árbol caído, antiguo hogar de furbolgs, pero actualmente desierto.
Acordamos hacer noche allí, y tras dejar las monturas atendidas y rellenar los odres con agua, nos dispusimos a explorar un tanto la zona.


Por desgracia, una de las tripulantes tuvo el descuido de gritar a los que estaban abajo, cuando inspeccionábamos los pisos superiores...algo que enfadó bastante al "Club de Blanco", llegando incluso a hablarle mal...entonces tuve que saltar. Se supone que soy la Capitana, y yo eso me lo tomo muy en serio. La tripulante podía haberse puesto a tocar los tambores allí dentro que nadie, salvo yo, tenía el derecho de tratarla de ese modo...aunque yo tampoco lo habría hecho. Cuando cometes un error, lo último que quieres es que te lo recriminen con mofas y malos modos. Llegó incluso a proponerse de cebo, algo que claramente rechacé...sinceramente, me sorprende que tras actuar irresponsablemente, sin avisar a nadie, y causando la muerte de un niño, ciertos miembros del "Club de Blanco" se comportaran así.
A ver, entiendo su enfado por que un fallo en Rasganorte puede costarte la vida, pero aún así meterse con quien ha cometido el error no soluciona nada, al contrario, empeora las cosas.


Revisamos mejor el tronco, intentando decidir el siguiente paso, pues el grito podría haber atraído algo hacia nosotros. Finalmente optamos por partir hacia el campamento cercano, esperando estar allí a salvo...nos equivocamos.


Dejamos el enorme tronco tras nosotros, pero al llegar al esperado campamento, una gigantesca abominación nos estaba esperando.
Tuvimos que luchar contra ella, mas el bicho parecía no querer irse del mundo sin tocar las narices a gusto. Cuando estaba ya aparentemente finiquitada, su repugnante interior comenzó a vibrar, y de algún modo, terminó explotando. Como estos bichos no se caracterizan por alimentarse de exquisitos manjares, toda la basura que tenía dentro salió despedida como si de metralla se tratase. No hubieron heridas graves, aunque yo recibí un par de golpes; uno en el pómulo izquierdo, otro en el estómago y el peor en el hombro derecho, pues lo que sea que me alcanzara terminó desgarrándome el hombro...y mi túnica, como si tuviera muchas.


Llegamos al campamento, que estaba ya a dos pasos, y nos encontramos con una nueva sorpresa...revisión médica en busca de contagio. Dejé al resto del grupo allí y me alejé, aunque no mucho, encontrando un bonito tronco en el que apoyarme y encargarme de mi herida.
Tuve que rasgar del todo la túnica, pues la sola idea de quedarme en camisa allí me daba ganas de taparme con una manta y esperar a que el hombro se curase solo.
Si bien es cierto que me ha desgarrado algo de carne, y que el aspecto irregular de las incisiones no le dan la mejor pinta del mundo, he tenido heridas mucho peores de las que me he encargado solita, así que no veo por qué ésta se me debería complicar.
Tras limpiarla y tratarla, mordiendo un pañuelo para evitar hacer mucho ruido, me resigné y quité la toga, vendando tan rápido como pude y poniéndome otra por encima.
Permanecí un rato con la cabeza apoyada en el tronco, intentando aceptar el dolor y acostumbrándome a él, y cuando me vi dispuesta, regresé con los otros...consiguiendo de paso hablar con el que dirigía el campamentito y evitando así el chequeo.


Luego de una sencilla cena al calor del fuego, todos se han marchado a dormir, y yo me he alejado para hacer guardia, como siempre. Se que aquí estamos relativamente a salvo, con todos estos soldados, pero...simplemente no me gusta dormir cuando lo hacen los demás, prefiero esperar a la mañana, a que se vayan despertando, y buscar un lugar apartado donde dormitar. Supongo que hay costumbres que nunca se olvidan...