miércoles, 21 de marzo de 2018

Isla Misteriosa

Marzo, 2018

Nada como una angustiosa noche de agotamiento sin poder dormir para mantener las ideas claras...


Claramente, cuando zarpamos desde Ventormenta rumbo a Silithus, la idea no era terminar varados en una isla en medio de la nada.
El viaje iba según lo planeado, llevábamos varios días en alta mar y, aunque el tiempo no acompañaba, el viento se mantuvo a nuestro favor la mayor parte del tiempo.
Pero todo cambió en cuanto el vigía divisó tierra, y con ella, los navíos...
Aparentemente eran de la Horda, pero nunca se sabe.
Resumiendo un poco, el ataque no fue demasiado bien. El barco sufrió numerosos daños (y los que le quedaban), pero cuando todo parecía perdido, una extraña fuerza se sintió en el ambiente y los barcos dejaron de atacarnos para seguirse bombardeando entre ellos.
La "Gnoma Periodista" empezó a entrar en crisis, agobiándose por la pérdida de su supuesta primicia, sin la cual, por cierto, no cobraríamos. Así que en un momento de desesperación, accedí a bajar un bote del barco y utilizarlo para acercarnos a la costa al amparo de la noche...con una lucha entre navíos no muy lejos. Lo se, era una locura, pero los viajes salen caros y realmente necesitábamos el dinero...
Acortando la locura, como era de esperar, nos vieron, nos atacaron y en el último momento trasladé a Yara y a Caín al barco, utilizando lo que había tomado de mi mochila previamente.
Acabé con la "Gnoma Periodista" tirada en la playa y con mi armadura y botas en a saber dónde. Averiguamos un par de cosas, obtuvo sus fotos, sus muestras...y nos encontró la Horda. Pude trasladar las muestras a la playa donde aparecimos, pero tras eso perdí el conocimiento. Agotamiento más fiebre nunca combinan bien.


Tras eso solo recuerdo fragmentos de viajar en un barco de la Horda y sufrir un naufragio.
Cuando desperté, estaba tirada nuevamente en una playa, solo que esta vez "El Pistolero" me daba una especie de poción extraña, mientras "La Rubia" sujetaba mi cabeza con cuidado y otros más me rodeaban.


El timonel, el único superviviente a parte de nosotros, se adelantó subiendo por el camino que salía de la playa. Lo último que supimos de él fueron sus gritos antes de desaparecer...
Encontramos el cadáver de un orco, lleno de mariposas y con extrañas cosas rojizas saliendo de él, en nuestro camino al poblado donde nos encontramos ahora.


Yo...no se cómo lo hago, pero siempre que creo haber tomado una decisión sobre eso, de algún modo termino reculando...me pregunto si alguna vez terminaré cediendo...
De todos modos, la noche estuvo tranquila, dentro de lo que cabe. Esperemos que hoy las cosas sigan en calma y podamos hallar el modo de salir de esta isla...

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