viernes, 8 de abril de 2016

Llegando a Espesura Krasarang!

Marzo, 2016

Lo primero que nos recibió en el Alcor fue un pobre pájaro que parecía estar padeciendo los estertores de la muerte, eso; o un ataque de epilepsia...


Esa no sería la única cosa extraña del lugar, pues nada más entrar a la taberna descubrimos que el encargado de la barra era nada más y nada menos que ¡Un mono!.
"La Rubia" se ocupó de hablar con él para pedir habitación y algo de comer, dado que tiene un curso en relaciones con animales (por lo del huargen); al final resultó ser un tipo bastante amable, aunque hablaba la mar de raro.
Esa noche descansamos allí...o eso intenté hacer. No pude pegar ojo, por lo que pasé las horas leyendo.



Al día siguiente, antes de continuar con el camino previsto, pude tener una conversación con "La Noble". Por desgracia no tenía el contrato que hizo con "La Capitana", pero me contó más o menos el acuerdo...de todos modos, esto de no tener las cosas por escrito y en mi poder me pone nerviosa. Los negocios siempre deben ser claros, y las palabras se las lleva el viento. Lo bueno es que aceptó firmar contratos la próxima vez que hagamos negocios, lo que me tranquilizó un tanto.
Solucionado ese asunto, preparamos nuestras cosas y nos fuimos.


Cuando estábamos esperando al resto, sobre nuestras monturas, me acerqué al "Capitán" para preguntarle cómo estaba. En los últimos tiempos lo he notado extraño, y temo que le suceda algo que no me esté contando. Sin embargo, siempre que le pregunto me responde con evasivas o diciéndome que "está bien"...me da pena que nos hayamos distanciado tanto, pero supongo que así es la vida, inevitablemente todos tomamos nuestro camino y muchas veces eso nos lleva a separarnos de personas que eran cercanas en el pasado.



Pasamos por una enorme cervecería en la que "La Enana Paladina" compró un barril de tan espumosa bebida, cargándolo en su montura. Cuando nos acercábamos a Krasarang, volvíamos a ser testigos de un nuevo cambio en el ambiente...otra zona increíblemente diferente a la que dejábamos atrás.


Aunque a mis compañeros de viaje no parecía gustarles el cambio, debo confesar que a mi me alivió; las tupidas hojas de los árboles apenas dejaban paso a la luz, y eso me recordó sobremanera Bosque del Ocaso. Cuando le dije a "La Capitana" que la ausencia de vegetación sobre mi que causara ese efecto me hacía sentir expuesta, no pareció entenderme...y no la culpo, apenas lo entiendo yo. Pero supongo que tras pasar toda mi vida en la oscuridad del bosque, pese a los peligros...me acostumbré a la sensación. Realmente me cuesta pasar mucho tiempo sin volver allí. Se que puede sonar absurdo, pero ese lugar me hace sentir segura...lo que es realmente estúpido teniendo en cuenta todo aquello...en fin, la locura de los sentimientos...


Llegamos hasta una playa, no muy lejos de la muralla, y allí nos quedamos. Como estábamos en el lado opuesto al que nos interesaba, el este, decidimos relajarnos un rato y jugar en el agua. Somos muy aficionados a eso...



Salí pronto. sintiéndome de nuevo inquieta. Tras lo sucedido con...el grúmel...estoy llevando muy mal todo este asunto, creo que he llegado a mi límite. Aunque bueno, teniendo en cuenta lo sucedido luego, supongo que tengo razones para estar así.
Me ofrecí a buscar leña para hacer un fuego, rechazando la compañía; en esos momentos necesitaba estar sola. Entre la paranoia...bueno, la angustia de saber que ese ser nos observaba en todo momento, la indecisión por el trato, mis propios problemas...últimamente no hago sino pensar en que tal vez debería haberme quedado en Ocaso...

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