jueves, 14 de abril de 2016

Truco o Trato?

Abril, 2016

Me enfrenté a ellos y pude vencerlos, pero no fue nada fácil...


Terminé siendo lanzada por los aires varias veces, y las paredes del lugar habrían acabado con mi forma si no hubieran sido tan resistentes. Mi cuerpo quedó horriblemente magullado, y apenas fui capaz de levantarme usando el bastón como...bueno, como un simple bastón, sin magia de por medio.
Cuando acabé con los guardias fui hacia el gnomo, quien parecía estar bastante feliz...

- Fildimac: ¡Bravo! ¡Bravo! -dijo mientras aplaudía- ¡Un espectáculo magnífico!

Me acerqué más, mirando con lástima al "Sujeto Número 3" y luego al gnomo, con bastante odio.

- Fildimac: Y aún te preocupas por ese tipo...que demostración de valor y fuerza.

Intenté reventar una de las máquinas que seguían absorbiendo la vida del hombre, pero parecían estar protegidas con algún tipo de escudo, y tras la paliza y falta de sueño no estaba en mi mejor momento, la verdad.

- Acoremi: No intentes conocerme, alguien como tu está lejos de entenderme.
- Fildimac: Entonces...¿Me estás diciendo que no puedo darte algo que se que te gustará?
- Acoremi: ¿Qué tienes tu que... -me interrumpí al momento, pues sabía de lo que hablaba- ¿Qué es?

Tras sonreír ampliamente, el desagradable gnomo pulsó un botón; a su lado, del suelo, surgió una mesa con una cajita encima.

- Fildimac: No lo se...¿Cuánto te costaría matar a ese pobre moribundo? Pero no matar simplemente, destrozarlo de la existencia, absorber su alma en una piedra y...hacerlo añicos...-sonrió con evidente deleite-.

En ese momento tuve que tomar una decisión. Conseguir a Samanta a cambio de matar a un tipo del que no me fiaba y que probablemente estaba ya medio muerto...pero no solo eso, ceder a sus deseos habría sido convertirme en otro de sus juguetes. 
La vida es increíblemente curiosa...hace mucho también estuve a punto de convertirme en el títere de otro, y como en esa ocasión, en ésta decidí poner mi orgullo, mi honor y mis principios por delante de todo lo demás...incluso de Samanta.

- Acoremi: ¿Sabes? Realmente quiero a Samanta...quiero devolvérsela a "La Capitana" y daría lo que fuera por hacerlo pero, me niego a ser otra de tus marionetas. Adelante, mátala...ella ya está muerta de todos modos...

El gnomo pulsó otro botón y la caja se abrió, mostrando el aparato. En ese momento acepté que no salvaría a Samanta, que su alma estaba perdida para siempre y que debía decírselo a "La Capitana", aún a sabiendas de que no me perdonaría jamás. Ya haría planes para marcharme cuando eso pasara, de todos modos llevaba un tiempo deseando volver a mi soledad, alejada del peligro que suponía querer a otros.

- Acoremi: Cumpliré mi promesa Samanta...pero para eso, debo dejarte ir...-susurré-

Acercó su mano al botón que exterminaría su alma para siempre...pero se detuvo.

- Fildimac: Quizás...haya otra manera...
- Acoremi: ¿En serio? -increíble, obviamente no le había gustado eso de que aceptara la pérdida de Samanta.
- Fildimac: Claro, y es muy simple realmente.
- Acoremi: Seguro...soy toda oídos.
- Fildimac: Tu quieres sacar de aquí al sujeto 2645 (Samanta) ¿Verdad? Y devolvérsela a la 2236 ("La Capitana"). Bien...¿Qué me dices de...ella sale...y tu entras?
- Acoremi: ¿A qué te refieres? ¿Pretendes que entregue mi cuerpo para su alma o que me quede aquí siendo tu juguetito?
- Fildimac: Ambas opciones suenan bien, para mi al menos, claro está.

No pude evitar reirme...¿En serio parezco tan increíblemente altruista como para cambiar mi vida por la de un fantasma psicópata que se dedica a matar a todo aquel que se acerca a la isla? ¿En serio? Me gusta ayudar a la gente, pero si debo terminar de algún modo me gustaría ser yo misma quien tome esa decisión, y no un gnomo perturbado con aires de dios.

- Acoremi: Verás, voy a contarte un pequeño secretito...no soy tan estúpidamente altruista como muchos parecen creer. Quiero a "La Capitana", si...pero no voy a sacrificarme para que su amiga muerta vuelva a la vida. Ella también sentiría mi muerte, de todas formas.

El gnomo se levantó del trono, tomando la caja y riéndose. Se acercó hasta mi con cierto aire...vacilón, la verdad.

- Fildimac: En el fondo eres taaaaaan egoísta...
- Acoremi: Como te dije, no pretendas conocerme
- Fildimac: Conocerte...je... ¿Sabes qué? Voy a dejar que te marches
- Acoremi: ¿Y a qué se debe tanta generosidad- dije entrecerrando los ojos-
- Fildimac: Si, sin trucos ni nada raro, tan solo da media vuelta y vuelve por donde has venido. Pero...quiero que hagas una última cosa.
- Acoremi: ¿Qué? Y si vas a destruir a Samanta me gustaría verlo, sinceramente -estaba harta de no saber, y si ella iba a desaparecer quería estar segura antes de decírselo a nadie.
- Fildimac: Tranquila, eso lo vas a hacer tu -señaló uno de los botones del aparato mientras sonreía de forma perversa- Hazlo tu, y cuéntale que lo hiciste tu misma.

Y de nuevo dejaba ver lo poco que sabía de mi persona. Si es cierto que todo este asunto me ha alterado sobre manera, pero solo porque "La Capitana" estaba relacionada con todo y su vida corría peligro. Mas en ese momento solo estaba yo en esa sala...quería salvar al "Sujeto Número 3" y a Samanta, pero ninguno me importaba realmente, los quería salvar porque simplemente soy así, si puedo salvar a alguien lo hago...pero yo no acepto chantajes. Además, me conocía su juego...ya había visto antes esa expresión de placer al intentar que otros se conviertan en lo mismo que tu o que hagan algo que odian...ya la había visto antes, aunque en un rostro diferente...uno que me es demasiado familiar como para olvidar.
Así pues, decidí seguirle el juego e intentar algo arriesgado.

- Acoremi: Está bien...pero a cambio libera al "Sujeto Número 3". Voy a destruir a Samanta y "La Capitana" seguramente no quiera volver a saber nada de mi...me parece que no pido tanto...
- Fildimac: ¿Tu vida no es tanto? Yo pensaba que la valorabas más...
- Acoremi: O liberas al "Sujeto Número 3" o simplemente me largo.
- Fildimac: No pienso soltar al sujeto, ya lo sabes, él es un trato aparte.

Entonces fue cuando lo noté...el gnomo parecía estar ahí, pero realmente no estaba. Notaba la magia, pero él...¡Una ilusión! Intentando hacer ver que cambiaba de mano mi bastón por simple comodidad, pasé con cuidado la parte baja, que tiene un adorno horizontal, por donde mismo estaba el gnomo...el bastón lo atravesó.

- Acoremi: ¿Qué tipo de trato a parte?
- Fildimac: Simple, es una presa a la que llevo décadas siguiendo, no la voy a vender por un juguete estúpido.
- Acoremi: ¿No te parece bastante la tortura a la que voy a someter a "La Capitana".

Aprovechando la charla intenté desmontar su ilusión. Y lo conseguí. Ésta se desvaneció y la caja cayó al suelo. La recogí velozmente mientras daba gracias por haberme interesado tanto en esa escuela de magia en particular, guardando el chisme en mi bolsa.
Comencé a escuchar la voz del gnomo en mi mente, riéndose mientras la extraña masa de carne comenzaba a revolverse. Se desgarró en parte, dejando salir un ojo, un ojo gigante, horrible, deformado. Me miraba fijamente y podía escuchar como las sombras de la sala rezaban de un modo más eufórico al verlo.
Entonces comenzaron sus intentos por controlarme. Intentó obligarme a ir hasta él así como meterse en mi mente, para conocer mis miedos, pero pude resistirme. Otro momento de la noche para agradecer que sea maga.
Traté de volver a charlar, pero obviamente el bicho solo pensaba en matarme...por lo que pasé del diálogo. Generé varias estalagmitas afiladas que perforasen el suelo entorno a las máquinas, consiguiendo así liberar al "Sujeto Número 3", quien al verse libre del drenado exhaló un gran suspiro seguido de un desmayo.
La masa de carne lanzó una especie de sierra gigante, similar a la de esos aparatejos goblin que he visto pero de un tamaño desmesurado. No se cómo hice para agacharme a tiempo, pero esa fue mi señal para largarme de allí mientras veía a varios de los que rezaban siendo partidos por la mitad.
Con ayuda de mi magia y un poco de fuerza bruta conseguí sacar al sujeto de allí, dejando la puerta inutilizable al atravesarla.
Corría desesperada, usando las pocas fuerzas que me quedaban. Jadeaba con fuerza, notaba el sabor de la sangre en la garganta y apenas lograba que el aire entrara en mis pulmones. Los oía acercarse, estaban cerca...eran robots, no los veía pero los escuchaba...cerca, cada vez más cerca...
Conseguí encontrar de nuevo el transportador, y estampándome contra la máquina lo pude hacer funcionar. Pero no me detuve cuando me vi de nuevo en el laboratorio abandonado, no...seguí corriendo hasta salir por la escotilla...hasta alejarme de zona...y habría seguido corriendo hasta llegar al poblado si no hubiera sido porque las piernas me fallaron.
Me quedé allí, tirada en la arena con la cara apoyada en el destrozado cuerpo del "Sujeto Número 3" y sujetando la bolsa en que se encontraba Samanta con mi mano libre...estuve inconsciente hasta pasada el alba...

No hay comentarios:

Publicar un comentario