miércoles, 3 de febrero de 2016

El consejo de magos!

Febrero, 2016
Esta madrugada, me he reunido con el grupo de magos. No parecían demasiado contentos al verme...supongo que retrasar el encuentro en el último momento no fue mi mejor carta de presentación...
Chispancio me llevó, según lo acordado, con los ojos vendados. Caminamos durante bastante tiempo, creo que con el objetivo de despistarme, hasta que finalmente sentí que entrábamos en un edificio, y tras sentarme en una silla, mi venda cayó por si sola. Cuando recuperé mi visión, Chispancio no estaba, y frente a mi, cinco magos se encontraban sentados en sillas que casi parecían tronos. La estancia estaba en penumbra, a excepción de la luz que desprendía una pequeña lámpara situada en el medio. No se veían muebles, cuadros, mesas...nada que pudiera hacerme saber dónde me encontraba.
Fue una reunión bastante desagradable, pues me trataron como si estuviera por debajo de ellos, como si fuera inferior. Aún así, me interesaba lo que pudieran contarme, por lo que me tragué mi orgullo y conservé una expresión y tono amables. Y menos mal que lo hice...
Del inesperado encuentro con el elfo en el Teldrassil no les dije nada, pero si que les relaté lo acontecido en Draenor, la misiva falsa y el ataque...suerte que llevo un diario, y tras releerlo recordé todo con más exactitud, incluso la conversación.
A medida que iba hablando se mostraban más interesados, y cuando llegué a la parte en la cual el elfo insinuaba que me uniera a él, dos de los 5 magos intercambiaron una mirada. Cuando terminé de hablar, el que se encontraba sentado en el centro de la estancia, comenzó a contarme lo que creía conveniente...
Por lo visto, el dichoso elfo, era un mago experimentado que había tenido relación con ellos, llegando a formar incluso parte de su consejo. Pero hacía unos tres meses, se había marchado sin dar explicaciones a nadie.  Un mes después, volvieron a saber de él; se lo había visto en Campos de Tirisfal, en compañía de una extraña anciana. Quien lo viera, trató de acercarse a él, preguntándole dónde había estado y qué hacía allí...al sujeto lo encontraron medio muerto cerca de una base horda.
Según el testigo, que tras intensos cuidados logró recuperarse, la anciana había ordenado al elfo eliminarlo, y éste no había tenido reparos en hacerlo, obedeciendo de inmediato.
Desde entonces le habían estado siguiendo la pista, intentando descubrir algo acerca de lo que le había pasado o lo que estaba haciendo. Según ellos, el elfo era bastante tranquilo antes de marcharse, reservado pero amable cuando se le pedía ayuda. Dijeron también que antes de su desaparición, parecía estar obsesionado investigando algo, pero nunca confesó a nadie de qué se trataba.
Habían contratado a un mercenario para que lo siguiera e informara de cuanto averiguase; éste lo había seguido hasta Draenor, pero le había perdido la pista en Valle Sombraluna, y cuando volvieron a recibir un informe suyo, les aseguraba que el elfo había partido de vuelta a Azeroth, y que se encontraba en algún lugar cercano a las Tierras de la Peste del Este. Más tarde, tras mi regreso, descubrieron que llevaban recibiendo informes falsos desde que el mercenario partiera a Draenor. No saben si éste sigue con vida, pero la información enviada no es suya, eso si lo saben con certeza.
Les pedí su opinión en lo referente al posible interés del elfo en mi persona...y tras dirigirme una desagradable mirada, me contestaron que nada en absoluto, que seguramente dijo lo que dijo con el fin de despistarme.
Y eso fue todo cuanto me contaron, no aceptaron responder a más preguntas, y luego de advertirme que no hablara a nadie ni de ellos, ni de lo dicho allí, me invitaron amablemente a marcharme...y cuando digo amablemente, quiero decir con una mirada y expresión que decía a las claras "desaparece, insecto, o te aplasto".
Traspasé la única puerta que vi, yendo a parar a otra estancia similar a la anterior. Allí estaba Chispancio, esperándome con la venda. Realizamos el mismo recorrido, pero finalizando esta vez en la casa de su amigo, donde me hospedo. Compartimos densas jarras de zumo, y terminé por confesarle mi pequeña treta. Se mostró molesto, pero menos de lo que me esperaba. Charlamos durante un rato, pero ante mis preguntas, siguió sin decirme nada acerca del grupo de magos, salvo que eran gente importante y que debía mantenerme alejada de ellos, pues eran peligrosos para aquellos que se inmiscuían en sus asuntos. Me confesó que él tampoco sabe nada sobre ellos; lo habían contactado para que consiguiera magos dispuestos a viajar hasta Draenor, y a cambio de una jugosa suma de dinero, había accedido. No hice comentario alguno, pero decidí cortar toda relación con él...alguien así me vendería a cambio de oro...ahora me alegra no haberle dicho nada sobre la rosa y la nota.
He pasado la tarde intentando leer cuanto he podido acerca de los Claros de Tirisfal...es un lugar plagado de muerte, y aunque me planteara siquiera un viaje hasta allí, la clausura del torneo es mañana...no tengo tiempo para ello. Temo que por ahora, tan solo pueda esperar a ver qué sucede, impotente...no soporto esta sensación...

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