sábado, 6 de febrero de 2016

Sinceridad esquiva!

Febrero, 2016

Mientras salía de mi estupor, escuché una voz que me llamaba...


Era "La Rubia". Me apresuré a colocarme los guantes, levantándome a toda prisa. Uno de ellos se me cayó, y tras recogerlo traté de ponérmelo con torpeza. No se si fue ella quien me sacó de mi ensoñación al llamarme, pero el hecho es que no estaba preparada para tener una conversación en ese momento. No se muy bien qué le dije, o qué excusas le di, pero conseguí que me acompañara lejos de ese ahora desagradable lugar, de vuelta a la celebración.



Supongo que ni mis andares rápidos ni mi silencio eran la mejor opción para disimular mi estado, mas parecía incapaz de fingir normalidad. Al final, ella me increpó en nuestro camino a la taberna. Estuve tentada de contárselo todo, allí mismo, desahogarme con alguien que seguramente querría ayudarme y aportarme alguna idea constructiva en medio del caos de mi mente. Pero aún así...decidí no hacerlo. Pese a ello, le prometí sincerarme cuando estuviera preparada...aún ahora sigo sin saber qué hacer. Sería agradable contar con su opinión, y además, prometió no intervenir, pero sigo pensando que sería mejor para todos involucrar al menor número posible de personas.
Una vez en la posada, conseguí recuperar la calma. Es increíble el poder que tienen algunos lugares familiares. En cuanto me senté, rodeada de conocidos en aquel lugar que tanto hemos visitado, lo ocurrido entre los árboles se sentía como una pesadilla lejana. Me dejé en engañar por la dulce mentira, sin que se me pasara la ironía de aquello, y conseguí comportarme con normalidad el resto de la noche.


La lluvia no tardó en aparecer, y mientras me encontraba allí, en la calidez de la posada, no pude evitar preguntarme quiénes estarían rondando bajo esa fría llovizna...

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