Decidí dormirme de nuevo, cansada de pensar en ese maldito sueño, mas ahora preferiría volver a la dulce inconsciencia, pues mis problemas parecen aumentar...o no...
Pasé en el jergón casi un día entero, jamás había dormido tanto, o al menos no sin estar herida.
Al levantarme y salir fuera, Shei estaba frente a la pequeña casa, persiguiendo a un par de cuervos. Me vio y vino corriendo hasta mi. Es una pena que tengamos que separarnos tan pronto...
Me aseguré de que tuviera agua fresca y alimento, tras lo cual fui a ocuparme de mi misma, lo que consistió en comer un poco de pan con zumo de baya lunar y lavarme la cara.Hasta ahí todo normal.
No me di cuenta sino cuando empecé a recoger la mesa...no había tomado la poción, y aún así el cuerpo no me dolía demasiado, o al menos no tanto como de costumbre. Me subí la ajustada manga de la toga y observé asombrada que los arañazos del antebrazo parecían estar...mejor.
No se explicarlo, pero es como si al fin me estuviera curando. He comprobado el resto de heridas, menos las de mi cara y espalda (no tengo espejo) y todas parecen estar en cierto modo mejorando.
Siguen siendo desagradables a la vista, pero han perdido ese aspecto...viscoso...que las hacía parecer recién hechas. Ahora una leve costrita se alza sobre la abierta carne.
Y si, estoy contenta, no obstante...mientras con una enorme sonrisa admiraba mis antebrazos en proceso de curación, escuché como algo se caía de la mesa. Desvié la vista hacia el origen del sonido, aún con la sonrisa en mi boca...pero ésta desapareció en el instante en que mis ojos se topaban con la mancha carmesí en la alfombra.
La rosa...había caído de la mesa, dónde la dejara...estaba en el suelo, tan perfecta como cuando la encontré, aún sin haber sido tocada por el agua en horas...la rosa...
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