La tarde está tranquila...demasiado, tal vez...
Se que ya lo dije, pero mi añoranza por la bulliciosa Ventormenta no hace sino ir en aumento. Esta ciudad es demasiado serena...está bien para meditar un rato, pensar en ciertas cosas...pero después de un par de días estoy empezando a agobiarme.
Solo he salido para ir a Forjaz, y apenas he estado allí. Mi idea era la de permanecer aquí, como el resto, hasta que finalice el torneo. Pero creo que no aguantaré muchos más días sin teletransportarme a algún otro sitio.
Con tanta calma se me vienen a la cabeza demasiadas cosas. Y se suponía que no me iba a poner a indagar en nada hasta terminar el torneo, por lo que darle vueltas y vueltas al asunto solo sirve para estresarme. Y ni siquiera puedo aprovechar el tiempo aquí, preguntando si alguien lo ha visto. Me imagino la escena:
- Yo: Buenos días Centinela, preciosa mañana
- Centinela: Buenas. Hermosa, en efecto
- Yo: Verá, querría preguntarle...¿Por casualidad ha visto a un elfo así de alto, de pelo blanco y ojos luminoso? Lo estoy buscando, y me preguntaba si en la ciudad élfica, en pleno torneo, lo habría divisado...
Sería una pérdida de tiempo...además, no hay peor modo de encontrar a alguien que preguntando directamente por esa persona. Los rumores se extienden como la pólvora, alertando a quien no quiere ser encontrado.
No, lo que debo hacer es sacarle la información a Chispancio, del modo que sea...preferiría no tener que recurrir a algo deshonroso, pero dado el nerviosismo que me han generado la rosa y la nota, creo que no me va a quedar más remedio...
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