miércoles, 6 de enero de 2016

Llegada a Draenor!


Cuando llegué a Draenor, lo primero que sentí fue algo de pánico al ver como el resto de gente que había cruzado conmigo se dispersaban...
Me encuentro sola, en un planeta desconocido y sin la posibilidad de volver a casa por mi cuenta. Es la primera vez que me siento así de indefensa...aún tengo mi magia, por supuesto, pero no estoy nada acostumbrada a depender de otros si me quiero marchar.



Saqué mi mapa de la zona (me he traído un mapa de cada uno de los lugares de este planeta, por seguridad), y me dispuse a encontrar un vuelo que me llevara a mi destino. Por suerte, el Draacorium no está muy lejos de Escudo de Tormenta, que fue donde llegué, así que el viaje no supuso ningún problema.
Se que no estoy aquí de vacaciones, pero a medida que sobrevolábamos el mundo, no pude evitar hacer planes para explorar un poco...aunque sea por los alrededores.
Antes de llegar, paramos en la Aldea Embaari; allí hablé con mi contacto en Valle Sombraluna. Me explicó todo lo breve que pudo la situación actual de la zona. A parte, me proporcionó una carta que debía entregar en Draacorium, la cual me proporcionaría acceso a una montura adecuada y en palabras suyas "predispondría a los lugareños a aceptar mejor mi presencia".



Tras comer, mientras disfrutaba de la compañía del draenei, aproveché para hablar con la posadera de la aldea, Cilantro.
Dispongo de una confortable cama durante el período que dure mi estancia en Draenor, y por un precio bastante razonable. En Draccorium, no tendré un lugar tan bueno donde quedarme...o eso dijo mi compañero draenei.
Mientras conocía la zona, me topé con el Observatorio de Teluuna...y allí estuve hasta que el sol cayó. En cuanto me percaté de lo tarde que se me había hecho, corrí hasta el maestro de vuelos más cercano y partí sin demora hacia Draacorium.


Al llegar, me quedé impresionada.


Había escuchado acerca de los dragones hada, pero jamás me los habría imaginado tan...increíbles.
Son unas criaturas preciosas...aunque luego de haber visto unas cuantas crías, lo cierto es que mejoran con el paso de los años.



Tras llegar, encontré una zona con varias de estas criaturas, y después de unos minutos observándolos muda de asombro, el Guardián Feérico encargado del lugar, se cansó de suponer y me preguntó lo que hacía allí.
Disculpándome, le entregué la nota, y tras esbozar una sonrisa me pidió que esperara; a su vuelta traía consigo un dragón hada sublime...se notaba que era aún joven, sin haber alcanzado la edad adulta, pero me pareció el ejemplar más espectacular del recinto. Su piel cambiaba de color a placer, y tenía en la mirada un aire juguetón que me enamoró por completo.
Me dijo que esa sería mi montura durante el tiempo que permaneciera en Valle Sombraluna...no pude mostrarme más agradecida.
Tuve que comprobar que podría apañarme bien, así que monté en el dragón con sumo cuidado.



Mi juicio de carácter fue el acertado, pues en cuanto dejamos de tocar el suelo, realizó vertiginosas vueltas en el aire, y cuando volaba recto, lo hacía a gran velocidad, como tratando de enseñarme lo que era capaz de hacer.
Volvimos junto al Guardián, demasiado pronto para mi gusto, y tras darme un lametón en un lado de mi cara, emprendió vuelo nuevamente.
El Guardían me dijo que volvería al amanecer para acompañarme en mi expedición a Bosque Fulgurante, pero que por el momento tenía que descansar.
Me apenó despedirme del animal, habría preferido volar un poco más con él, pero ya era tarde, así que tras hablar un poco acerca de mi misión allí, regresé a la posada de Aldea Embaari, ansiosa por descansar y que el día siguiente empezara cuanto antes.

3 comentarios:

  1. Ey, una pregunta.... Las piedras de hogar (esas que te transportan a j a posada) existen dentro del rol?? O es por gusto del narrador?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola! Casualmente yo me hice la misma pregunta y abrí un post en el foro. Lo que yo he entendido es que es muy difícil tener una piedra de hogar, aunque no imposible, y debes crear una muy buena historia para tener una. Yo por el momento he decidido no tener...realmente con la maga no las necesito, y onrol no creo que sean tan necesarias como para arriesgarte a tener una.

      Eliminar
    2. Un día entré a una posada, le pregunté al tabernero "¿que puedo hacer en una posada?" y me regaló una piedra de hogar. Fin. xD jajajaja :P

      Eliminar